sábado, 3 de noviembre de 2012

ABUELO



Siempre adoré a este teléfono, es la herencia más preciada que pude recibir. Cada vez que quiero volver a mi niñez marco mi número secreto.
Cuando tenía cinco años me sentaba en el suelo junto a mis hermanos y primos alrededor de la chimenea de la sala, esperábamos con ansiedad que mi abuelo se acomodase en su sillón preferido, estaba desgastado por el tiempo, “en este sillón se sentaba mi padre a contarnos historias increíbles”, nos decía cada vez que se sentaba en él, con un punto de nostalgia y orgullo.
Este teléfono fue de dos hermanas, una era una mujer buena y compasiva con sus semejantes,  como un hada y la otra era envidiosa y malvada como una bruja, nos decía cada vez que sonaba, casi siempre es portador de buenas noticias y cuando las noticias no son buenas es que la bruja lo estaba utilizando y nos empezaba a contar la historia de las dos hermanas explicándonos porque eran tan diferentes.
Siempre nos iba arropar dándonos un beso de buenas noches, no es solo privilegio de los padres nos decía, también es privilegio de este viejo.
.¿Abuelo como me podré poner en contacto contigo cuando ya no estés?, -le preguntaba sin darme cuenta de la crueldad de la pregunta. Me gustaría que estuvieras siempre conmigo pero mama dice que no va a poder ser, ¿cómo me pongo en contacto?. No te preocupes Laura me decía, voy hacer una carta diciendo que el teléfono que está en sala sea para ti cuando yo ya no esté y me llamarás marcando este número, se acerca al oído y me dice un número, pero es un secreto entre tu y yo. Buenas noches abuelo, me da un dulce beso mientras me arropa.

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